Suponiendo que estás leyendo estas líneas buscando una orientación sobre el dolor de espalda y que aún no te duele o, si alguna vez te ha dolido, en estos momentos te encuentras bien y sin molestias, intentaré darte una guía y unos consejos para entender el dolor de espalda y así poder prevenirlo mejor.

 El trabajo de la prevención del dolor de espalda debes entenderlo como una responsabilidad propia y que sólo a través del aprendizaje de unos conceptos y el seguimiento pautado de una serie de ejercicios podrás mantener tu espalda en un estado saludable y sólo necesitarás el trabajo de un fisioterapeuta como mantenimiento de tu estado de forma o prolongación de tu estado de bienestar, sin necesidad de recurrir a un tratamiento.

El primer concepto básico a tener en cuenta es que la columna vertebral es el eje de la espalda y si bien en un plano frontal (vista de frente) debe estar recta y sus componentes (las vértebras) uno encima de otro sin inclinaciones, lo que daría lugar a escoliosis de mayor o menor grado, en un plano sagital (vista por un lado) la columna sí posee una serie de curvaturas fisiológicas completamente normales: unas hacia adelante, de nombre lordosis, y otras hacia atrás, de nombre cifosis. Si en este plano estuviera recta o con curvas excesivamente pronunciadas, tendríamos una serie de problemas que sobrecargarían la musculatura y, seguramente, provocarían dolor de alguna manera al adoptar una determinada postura.

Entre las vértebras tenemos los discos intervertebrales. Son como pequeñas almohadillas que amortiguan el peso de los niveles superiores por lo que cuanto más baja sea la posición del disco mayor tamaño tendrá. Además, permiten los movimientos de un nivel sobre otro al ser estructuras que se acuñan cuando una vértebra se inclina al solicitarla para un movimiento y también son capaces de permitir una ligera torsión cuando rotamos por su estructura de círculos concéntricos. Como vemos, estas estructuras son indispensables para que la columna tenga movilidad y serán, a su vez, las zonas del eje estructural que puedan lesionarse con más facilidad.

Si llegamos al caso de una lesión de disco, ya sea una herniación parcial o completa, el dolor que se irradia es debido a que esta estructura comienza a rozar con los nervios que salen del canal medular (la médula espinal es protegida por las vértebras y de ella salen los nervios que inervan todo nuestro cuerpo) y, por ello, dependiendo del nivel en el que se produzca la herniación, nos dará una sintomatología que se extiende por zonas determinadas de los miembros que ayudan al profesional sanitario a localizar el origen de la lesión. Los discos son estructuras cartilaginosas que cicatrizan muy lentamente por lo que, en casos extremos, pueden necesitar cirugía para su recuperación. Si este fuera el caso, el fisioterapeuta puede dedicarse a un tratamiento paliativo hasta que llegue la cirugía y, tras ella, poner su empeño para que el paciente tenga una recuperación más rápida y en el estado más funcional posible.