Para entender de dónde vienen esos problemas o dolores inespecíficos que más tarde o más temprano casi todos sentimos en la espalda, debemos visualizar que esta estructura es el eje del cuerpo y, por ello, soporta grandes tensiones y fuerzas tanto para mantener nuestra postura erguida como para permitir el movimiento. Hablaremos de las causas del dolor de espalda.
Si retrocedemos en el tiempo en la vida de cualquier persona, comprobaríamos que en un primer momento ninguno tendríamos tensiones ni dolores de espalda, entre otras razones porque ni siquiera nos poníamos de pie. Desde el momento en que comenzamos a caminar, nuestra musculatura está luchando por mantener una postura para la que nuestro esqueleto aún no está lo suficientemente adaptado y que, además de poder fijarla, debe permitir el desplazamiento mediante el movimiento de las extremidades. Lo hacemos sin darnos cuenta, pero este trabajo conlleva una coordinación de una enorme cantidad de músculos y de deslizamientos articulares.
Curiosamente, no es el movimiento el causante de los dolores musculares de espalda sino que suele ser el sedentarismo o las malas posturas que adquirimos cuando reposamos, ya sea sentados o tumbados, las que provocan que un músculo o zona muscular se tense o retraiga provocando dolor y una peor calidad del movimiento de las articulaciones en las que ese músculo, o grupo de músculos, actúa.
Esta retracción, en un primer momento, sólo es dolorosa a la palpación o con la solicitación a un nivel alto del músculo lesionado. Por lo tanto, sólo seremos conscientes de ella en situaciones extremas de actividad, difíciles de alcanzar si ya de por sí nuestra vida es sedentaria. En esos casos, solemos pensar o decir la expresión “¡Qué raro! Si nunca me ha dolido ahí”.
Al tacto, la zona dolorosa asemeja a una contractura que con el paso del tiempo se fibrosa y pasa a un estado de cronificación en nuestro cuerpo, es decir, nos acostumbramos a ella. Si reúne una serie de características, podemos denominarla “punto gatillo” y es en ese instante donde la zona de origen puede comenzar a compensarse en otros lugares dando dolor e impotencia funcional (falta de fuerza a la hora de realizar algún movimiento).
Recuerda que cuanto antes acudamos al fisioterapeuta a que nos trate la lesión, más rápidamente notaremos los resultados y antes conseguiremos cortar la cadena lesional que puede afectar a más de un músculo o grupo muscular.
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